Quería encontrar un relato que leí cuando era joven. en un libro de texto para aprender lenguaje. Era bastante común que hayan historias así de turbias y pienso, que tal vez la tele no era tan violenta como esos relatos. Con el plus de que la imaginación puede hacer mas realista lo que la tele muestra
Recuerdo mucho este relato, junto a otros que habían en el mismo extraño libro de lenguaje que nos hacían leer para el colegio. Era un libro feo, literalmente impreso solo con tinta rojo claro y con muchos ejercicios, súper disperso en su contenido. Tan disperso que aunque no recuerdo todo, se que estaba muy mal formulado. Aun quisiera recordar y recuperar los otros relatos que habían, pero por lo poco que recuerdo, es difícil de encontrar. Este fue complicado porque ha sido ecuatoriano. si no estuviera compartido por su propia voluntad en este viejo y abandonado blog probablemente ni recurriendo a google books podría localizarlo.
El otro relato que quiero localizar, se que lo he encontrado antes y se que es gringo. Iba de un científico derramando yogur en una compu y las bacterias convirtiéndose en súper bacterias digitales que llevan el mundo a su ruina. Seguro no es tan exagerado como lo recuerdo, pero sin duda era raro.
PD: Es gracioso cuanto se escandalizaba GPT y Copilot cuando le preguntaba con las pocas cosas que me acordaba del relato. Al menos fueron amables, lo normal es que me pateen cuando pregunto cosas tan violentas jajaja.
PD2: Lo encontré publicado en esta pagina hace solo un año. No estoy seguro el contexto en el que la publican.
Del seguro contra robos de autos
Abdón Ubidia
https://tallerjoseeustasiorivera.blogspot.com/2011/07/del-seguro-contra-robos-de-autos-de.html
El sistema funciona así: cuando el ladrón consigue entrar al automóvil ―cosa por lo demás nada difícil― y se sienta frente al volante, unos dispositivos accionados electrónicamente traban las puertas y aseguran las ventanas. La operación puede o no ser silenciosa. El segundo paso sobreviene cuando el intruso trata de arrancar el motor. Entonces, sobre el tablero de los instrumentos parpadea una luz roja. A continuación una voz grabada repite, cada treinta segundos, el mismo mensaje: “De aquí no podrá salir… De aquí no podrá salir”. Luego del tercer mensaje (esto ya ha sido computado) el ladrón, que ha insistido ya varias veces con el arranque, intenta huir. Pero, tanto puertas como ventanas están muy bien trabadas. No conseguirá abrirlas. Es cuando una aguja hipodérmica sale del asiento y le inyecta un preparado especial que le paraliza las piernas y le deja sin voz. Se ha establecido que, en un porcentaje muy alto de los casos, el ladrón ―bajo el efecto de la inyección― cree que todo lo que ocurre no es otra cosa que una pesadilla. Para evitarle tal error, la misma grabación le explica los pormenores del asunto. Y así todo queda listo para el último paso que, por desgracia, es harto desagradable pero, sin duda, necesario. El espaldar y el asiento se corren hacia la derecha (en los modelos ingleses hacia la izquierda) dejando al descubierto un sistema de engranajes y émbolos entre los cuales el ladrón es perfectamente triturado, comprimido y disuelto en un poderoso ácido inodoro cuya fórmula es un secreto de la casa fabricante. Luego, asiento y espaldar retornan a su posición normal, de tal manera que el propietario cuando entre a su vehículo y lo ponga en marcha no encuentre un solo indicio de lo que ha ocurrido ahí
La casa fabricante garantiza que sólo en uno por ciento de los casos el dispositivo confunde ladrón con propietario.