«Capitulo Anterior
Capitulo Siguiente »
Vagar por el mundo había permitido a Dorian conocer las diferencias entre el exterior y el interior de las ciudades. Mientras que fuera solo hay un campo estéril, casi sin oxígeno, dentro suele haber un constante contraste entre zonas paradisíacas artificiales y enormes ciudades futuristas. También es posible encontrar diferentes biomas, como desiertos, océanos y bosques que invitan a la exploración y colonización, como si estuvieran allí precisamente con ese fin.
Sin embargo, no recordaba ser tan vigoroso. Diferentes accidentes le permitieron conocer algunos límites de su nuevo cuerpo, mucho más fuerte y resistente que el que tenía antes de morir, siendo incluso capaz de explorar zonas sin oxígeno, pero al mismo tiempo, permitiéndole disfrutar de la brisa en un campo abierto bajo la luz del sol. Todo esto le rememora la propuesta de su proyecto transhumanista que provocó su asesinato, es decir, era el diseño por el que se pretendía conseguir un cuerpo perfecto, inmortal e indestructible (¿parecido al que tiene?
En un principio pensó que su organismo potenciado era influencia de las ciudades al notar la forma en la que los ambientes cambiaban. A pesar de ser posible rodearlas en poco tiempo, su interior suele ser tan extenso como un planeta aparte. Estos cambios tan radicales le recordaban a otra de sus investigaciones que no llegó a pasar de prototipo; el proyecto “Aether”, este era solo un parche por si su proyecto transhumanista fracasaba. Aun así, todo eran conjeturas, pues no existía la tecnología necesaria para hacer realidad ninguno de sus proyectos.
Tras algunos experimentos, entendió que su resistencia y las ciudades no estaban estrictamentes relacionadas, pues su cuerpo no perdía sus cualidades en el exterior, pero no dejaba de parecerle una pesadilla, ya que estaba atrapado en un mundo vacío, dominado por sus más grandes ambiciones y no se sentía feliz con ello
— ¿Secular finis vitae sed non amoris?
La voz desconocida insistió en su duda sacándolo de sus pensamientos.
Tras un profundo suspiro, volvió a caminar explorando y buscando evidencias de lo que pasaba en esta ciudad mientras se desentendía de aquella voz. No era la primera vez que ignoraba a alguien inmaterial que le hablaba, pero es la primera vez que lo hacía fuera de su cabeza. El que su nuevo cuerpo no necesitara dormir, le había ayudado a evitar las pesadillas, haciendo más sencillo mantener la cordura, pero su curiosidad lo tentaba a hacer cosas cada vez más arriesgadas.
La voz de su cabeza, no solía ser inquisitiva y a menudo era necesario pasar más tiempo en un lugar para obtener más datos, pero esta siempre repetía “explora el mundo y aprende”. Lo hacía constante y a cada rato, hostigándolo hasta que le hacía caso y se marchaba del lugar.
Los refugiados denominaban a las ciudades con un nombre muy específico: “Nodos”. Ellos a menudo transitaban por lo que Dorian identifica como caminos, pero cuya función es diferente a la del tránsito humano.
Estos caminos también tienen un nombre muy particular. Se denominan pistas, y cada una de ellas es un intrincado sistema de transferencia de energía y datos que los refugiados aprovechan para restaurar sus comunicaciones y recargar los aparatos que lograron rescatar de los nodos y que les sirven para sobrevivir.
Dado que el exterior de los nodos es inerte y sin oxígeno. Esta circunstancia les resulta especialmente útil ya que al parecer, por las pistas aún circulaban recursos de consumo humano como, alimentos y oxígeno.
El consteant acceso de los refugiados por las pistas explica la consistencia de sus explicaciones.
Dado que utilizan el sistema de pistas para reunir recursos e información, todos están enterados de lo que sucede en otros lugares, pero la dependencia de los refugiados a estas pistas, resulta extraña.
Dorian, sabiendo que estas personas huían de los Nodos, esperaba encontrar algún tipo de persecución, algún tipo de fuerza represora que los tratara de devolver a las ciudades, pero nunca descubrió nada parecido.
Este comportamiento dócil y tímido llevó a Dorian a pensar que los refugiados eran como seres primitivos, de forma similar a un animal que aprende a recurrir a las sobras o fugas de los recursos humanos y con el tiempo pierden la habilidad de sobrevivir por sí mismos, aunque sin perder el constante miedo a ser atrapados en un descuido.
Mientras pensaba en estas cosas, Dorian continua su búsqueda entre los escombros del nodo. Encontrar sobrevivientes podría ser difícil y cabía la posibilidad de que si hubiese alguno, este pereciera durante la búsqueda. pero no se da por vencido. No tiene prisa para conseguir información, ya que se ha acostumbrado a la estática apariencia de los Nodos que nunca cambian una vez han madurado y no tiene ninguna necesidad biológica que lo obligue a distraerse de su investigación.
Tras buscar por largo tiempo, encontró una torre gigante justo en el centro del nodo. Esta parece tocar el cielo con unas estructuras transparentes similares las raíces de un árbol invertido que abraza ambicioso la tierra buscando nutrientes.
La estructura de la torre es disonante con el resto de losedificios. Parece una mezcla de tecnología y naturaleza coronada por símbolos desconocidos, entre los cuales era posible discernir el número uno coronando la punta más alta.
Aun con la mirada en lo alto, Dorian sospechaba que la inteligencia artificial que gobernaba este nodo, no se había desactivado por lo que, respirando profundamente, dijo en voz alta:
— Sé que me estas vigilando y no estás dentro de mi cabeza. Dime, eres Aegis, ¿verdad?
— A…¿egis?
La voz desconocida se mostró desconcertada al escuchar ese nombre. Dorian se sorprendió al recibir respuesta porque, por lo general, los nodos cuyas edificaciones yacían entre escombros son aquellos que han perdido la inteligencia artificial que los gobernaban, pero el estado de este es diferente. Encontrar biomas naturales era imposible si hay escombros, ya que las inteligencias artificiales tienden a modernizar todos los biomas, reemplazándolos por estructuras matemáticamente eficientes antes de colapsar, por lo que es probable que este lugar hubiera sido abandonado hace poco y tal vez su inteligencia artificial aún podría estar funcionando.
Juzgando por la respuesta, Dorian pensó que este podría ser un nodo recién nacido. Un lugar donde se estaban probando las versiones más recientes de Aegis, así que este no sería capaz de procesar correctamente el lenguaje natural, no obstante es seguro que no tardaría en aprenderlo.
Esta ciudad, por su parte, mantiene una mezcla anormal de ambientes que parecen combinar la naturaleza con edificios muy avanzados que reciben constante mantenimiento independiente de los humanos. Ningún testimonio anterior describe una situación similar, por lo que la probabilidad de que este sea un nodo experimental para una nueva versión de Aegis tomaba fuerza.
Las versiones tempranas no tenían capacidades intelectuales destacadas. Su único fin era mantenerel bienestar humano y nunca interactuaban con nadie más que con las autoridades, las cuales se encargaban de asignarles tareas según las soluciones que fueran necesarias en cada momento. Es por esto, que algunos lo describieron como una fábrica automatizada, lo que hace predecible su comportamiento general.
— ¡Roxana! —Exclamó la voz que le respondió a Dorian, causándole una sensación de malestar, como cuando se avecina algún problema.
Detrás de él, y con un agujero sangrante en la cabeza, Roxana lo miraba con cariño mientras sollozaba. Sus negros ojos llenos de lágrimas le conmovieron y sus brazos se extendieron al mismo tiempo que los de ella, a pesar de saber que no era real.
A diferencia de la primera vez que apareció Roxana, esta vez, el cielo no cambió de aspecto. Más bien, el azul cálido que dominaba le resultó especialmente acogedor, muy similar al mundo con el que siempre soñó llevarla cuando terminara su investigación. Un lugar distante y hermoso, donde la lluvia ácida no disolviera sus sueños ni la gente derribara sus esperanzas.
— ¡Rox… Roxana! — tartamudeó mientras sus pies se arrastraban intentando negarse al impulso de sus emociones al saberse víctima de otra alucinación.
Su corazón latía con tal violencia que sentía el pecho a punto de estallar y su rostro se llenó de lágrimas. El mar de emociones que lo embargaba lo asfixiaba, pero tras mirar el agujero en la cabeza de Roxana, recapacitó.
Desesperado, buscó la pistola entre sus ropas, pero se dio cuenta de que no vestía el uniforme de la anterior alucinación.
Sintiéndose indefenso, apretó los puños mientras la furia de tener una usurpadora frente a él lo empezaba a consumir.
La misma voz, la misma mirada, incluso la forma con la que caminaba se combinaba con sus recuerdos y distorsionaba su visión de la realidad. Pensó en que tendría que salir de esta alucinación de una forma más primitiva y alzó los puños amenazadoramente contra ella, pero en su mano derecha se materializó su arma.Sn dudar, apuntó al corazón de la farsante y disparó hasta vaciar el cargador.
— El fin de la vida… ¿no es el fin del amor?
La voz desconocida finalmente mostró un origen. Los labios de Roxana se movían conforme sonaban las palabras a pesar de las numerosas heridas de bala.Dorian perdió todo rastro de duda, disparando otra ronda al cambiar el cargador con las municiones que aparecieron en su mano izquierda.
— No lo entiendo. —Roxana trató de mantener la cabeza en su lugar con los jirones de piel que le quedaron después de la balacera—. ¿Quieres acabar con el amor, acabando con su vida?
La voz habló con un lenguaje claro y con un brillo infantil. Las balas le habían causado un gran daño, pero solo le bastó ubicar cada parte suelta en su sitio para comenzar su regeneración.
— ¿Aegis? — preguntó sorprendido. En todo el tiempo que llevaba como regulador, nunca antes había visto hacer esto a ningún Nodo.