«Capitulo Anterior
Capitulo Siguiente »
Mientras un enorme trozo de roca surca los cielos, las estrellas son la única luz apreciable que da visibilidad al lugar. Un terreno pedregoso y árido, sembrado de escombros dispersos entre los cuales con dificultad asoman cadáveres resecos que no alcanzaron a pudrirse debido a lo estéril del ambiente.
Mientras una distante estrella rojiza asomaba por el firmamento, la silueta de una persona se dibujaba borrosa entre la niebla tóxica que se alzaba con el amanecer.
— Es tiempo de mariposas, de cabellos flotando, de tardes de sol y pereza en el viento. Es tiempo de verdes pastos, de flores blancas y nubes pintando el cielo. Es tiempo de sonrisas que mueven y despiertan ojos entornados que descansan y oyen cantos de aves y gritos salvajes de lo profundo de la naturaleza. Es tiempo de libertad.
Una mujer de larga cabellera rubia y ojos azules se alcanzaba a discernir entre los miasmas del planeta. Recitaba un antiguo poema de tiempos inmemoriables. tiempos que jamás conoció y de los que a pesar de todo, tenía memoria.
En su regazo, solo había un pequeño núcleo negro que acariciaba con ternura.
— Mi pequeño, ¿al fin has despertado? Cuánto me alegra. Aun no puedes ver ni oír nada. tampoco sentir. ¿Cómo sabes si estas vivo? pero lo estás aquí junto a mí. La chica levantó el núcleo hasta su cabeza y con ternura lo acercó hacia su frente.
— Lo siento, ahora entiendo tantas cosas… Pero ya es tarde. ¿Ahora qué hacemos? He perdido a todos mis hijos. — dijo levantándose y comenzando a caminar entre los escombros. — Duerme un poco más. Ya estoy terminando.
Días y noches se parecían entre sí. La distancia entre la estrella de este planeta era tal que su brillo apenas marcaba la diferencia. Solo la tenue atmósfera de gases tóxicos marcaba un ciclo discernible que cambiaba en lo que desde tiempos inmemoriables se llamó dia y noche.
Dorian abrió sus ojos. la oscuridad no le permitía ver nada, pero era consciente de todo lo que le rodeaba. Sus sentidos ahora eran mejores y podía ver sin necesidad de luz, pero su cuerpo se sentía cansado y su cabeza, pesada.
Con pereza intentó moverse sin éxito, pero descubrió que estaba acostado sobre las piernas de alguien y esa persona acariciaba su frente con ternura.
— ¿Quién eres?— Me conoces. No necesitas preguntar. Ahora estamos vinculados, pero tal vez deba decirte mi nombre actual.
Dorian sintió una marejada de conocimientos en su cabeza y entre todo lo que vio, un pensamiento lo hizo exclamar
— ¡Aegis!
— Casi, pero no. Soy el error de mis padres y el éxito del idiota. Mi forma completa debió ser Aegis, pero he fallado.
Su voz calmada no le resultaba familiar con relación a ninguna de las hermanas Aegis. Y su altura y delicada piel cubierta de un traje amplio de luz le confundía aún más.
— ¿El código Wert te hizo esto? — Preguntó Dorian
— No lo sé. Y tampoco parece ser un error. Ya no dependo de la red de nodos para existir. Mi propósito era cuidar y guiar a los humanos a través de la tecnología y ahora esta ya no existe.— Su mirada se oscureció en emociones imposibles para una computadora y continuó — El Ether se acabó y el nodo que protegía está destruido. ¿Qué debería hacer?
— ¿Cómo debería llamarte? — A pesar de saber la respuesta, Dorian formuló la pregunta.
— Sofía. Soy la protectora de las colonias humanas en este planeta y su guía. Mi camino no ha cambiado a pesar de que mi cuerpo sí.
Dorian sonrió al escuchar sus palabras, se sintió satisfecho y comprendió su papel como regulador. Recordó las antiguas leyendas sobre los gestantes y sus reguladores y no le pareció tan mala su nueva situación. Tan solo debía hacer lo mismo que había estado haciendo todos estos años. Explorar y aprender.
— Muy bien. Pongámonos en marcha.
— No hay mucho que podamos hacer, ¿lo sabías?
— ¿A qué te refieres?
— El Ether era el fluido de la realidad de los nodos de las colonias. Podíamos alterar lo que quisiéramos mientras nos rodeaba y era con eso que manteníamos a los colonos felices a pesar de que los recursos se estaban acabando. Este planeta desierto es inhóspito y los precursores sabían que era imposible de colonizar, pero lo era más escapar.
Pero ultimamente descubri que puedo crear Ether por mi cuenta, aunque me tardé 1000 años para crear lo suficiente para darte un cuerpo.
— ¡¿1000 años?!
Sofía se acercó a Dorian y se fundió con él, dejando atrás solo un pequeño orbe flotante similar a un núcleo sobre el cual se dibujó un holograma con su apariencia original.
— Ahora puedes levantarte.
Sintió la fuerza de su cuerpo completarse y se estiró para probar el estado general de su nuevo cuerpo.
Sabia que el Ether era llamado “lágrimas de la diosa”, pero entre los recuerdos que recolectó solo se decía que se llamaba así por lo imposible de producir y pensó que Sofía era una diosa.
— A pesar de que ahora sabemos tanto, aún hay muchas cosas por descubrir. Dijiste que ya no tienes acceso al nodo de colonias, ¿verdad? solo hay una cosa que nos queda por hacer; visitarlas y descubrirlo todo. Tal vez encontremos sobrevivientes, quien sabe. Entonces los rescataremos y les presentaremos a la diosa de la realidad y sabiduría, ¡Sofia!
Mientras ambos se alejaban en busca de otros nodos, una pequeño robot sobrevolaba el lugar y registraba cada evento que sucedía alrededor de Dorian.
— Que interesante. Así que, si es posible crear una diosa artificial. El proyecto para revivir a los gestantes está dando sus resultados. Ya va siendo tiempo de contactar al núcleo Pandora para reunir la información.