Este relato es un intento de representar el tedio de los compromisos sociales. Es un experimento que me propusieron en el grupo y he aderezado con un poco de mi sentir. Me parece que el resultado es muy interesante.
Palabras: 348
Las Cadenas del Rey
¡No! ¡Simplemente no!
¿Qué hay de malo en acurrucarme en mis dominios?
Basta un día para que lleguen las visitas y sé que será un fastidio. Una señora, un señor, dos niños, dos niñas, dos jóvenes, dos jovencitas. Cuantos lleguen será un fastidio.
Que si el señor se aburre y quiere irse a casa. No lo culpo, yo en su lugar también lo haría.
Que si la señora quiere chisme y no desea marcharse. No me importa, si pudiera la echaría.
¡No! ¡simplemente no! Ya basta de intrusos en mi refugio. Niños correteando entre los muebles de la casa, por las habitaciones, por el patio, por el jardín, ¡¡por los baños!!
¿De qué están hechas sus piernas? Lo que tocan lo tiran y destruyen. El señor lo minimiza, la señora lo maximiza, los jóvenes se ríen y las jovencitas miran con desdén.
Un jarrón roto, la tele en el suelo. Vómito en la cocina, lodo en el patio. Lodo en la escalera, una rodilla sangrando y el chillido del herido cual soldado caído clama por ayuda en un cobarde intento de escapar de su destino.
No, ya basta por favor. El señor no se mueve, la señora corre en su auxilio, los jóvenes ríen y las jovencitas se pierden en su mundo…Se pierden en su mundo y no hay quien las regrese.
Música, auriculares, risas chillonas, fastidio, fastidio y quejas.
Que el calor, que fea la pintura de la pared, que no hay Internet, que no llega la señal.
La señora carga al niño en brazos, los otros la empujan jugando, el señor se entierra en el mueble esperando el momento para escapar. Sus cadenas son invisibles, son grilletes con bola, una muy pesada que no le deja caminar…
Hasta que se van….
Se van pero no llega mi felicidad.
He ganado el pase para visitar su casa. Su horrible casa.
El señor, la señora, los niños, los jóvenes, las jovencitas. El hedor de tierra lejana que repele toda incursión y en mis pies los grilletes que me enterraran en un mueble hasta encontrar la oportunidad de escapar.