Aislamiento

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro.
El sol ha asomado por entre las nubes después de mucho tiempo de haber desaparecido.
El agua ha vuelto a la orilla y los monstruos que la rodeaban al fin quedan sumergidos, calmando mi ansiedad.

El mar, ha vuelto.

Siempre he sido un navegante muy talentoso, nunca he caído al agua y nunca me he perdido al navegar.
Cada meta que me he trazado, la he alcanzado sin problemas, con tripulación o sin ella.

Mi única debilidad; el miedo a lo que hay debajo del mar.

Es normal que piensen que un miedo así es algo absurdo, pero nadie entendería que mi talento se debe justamente a eso.
Sin embargo, es eso que me dio tan grande fama, es lo que ahora me mantiene encerrado en esta isla.

No habría problema mientras me mantenga por encima del mar.
Hasta pensé en una manera de escapar del gran desastre que se avecinaba.

No, no escapé a escondidas. Les avise a todos lo que pasaría si no se intentaban escapar.
Pero nadie me hizo caso…

Tuve que huir solo, con la única compañía de mi fiel embarcación.
Fue un viaje duro, pero mi talento me respaldaba, permitiéndome llegar a una isla desconocida.

Tal y como un oasis en el desierto, esta isla me alojó generosamente, permitiéndome disfrutar de sus recursos sin pasar necesidad alguna.

Es un lugar excelente para vivir; tengo que decirlo.
A menudo llegaban recursos de tierra firme arrastrados por el mar.

No me molestaba vivir solo; siempre lo he estado.
Era más fastidioso lidiar con gente irracional y egoísta, por lo que no tarde en acostumbrarme al lugar.
Pero tenía curiosidad Me interesaba saber que había sido de esa sociedad que tanto me desagradaba.

No, no los extrañaba ni cosas por el estilo, solo es curiosidad.

Pero el mar se retiró.

Cuando preparaba mi expedición, el mar me abandonó, dejando a su paso montones y montones de monstruos malolientes y repugnantes, llenos de colores chillones y aspecto desagradable.
Muchos de ellos no tardaron en podrirse haciendo del aire difícil de respirar.

Al menos, en el centro de la isla se estaba a gusto pero mi curiosidad se había disparado hasta el punto de la desesperación.

Cualquiera me hubiese recriminado “Es tierra firme, puedes pasarla caminando si quieres”.

Pero allí están esos monstruos, esperando a que me acerque. ¡No les iba a dar el gusto!

Ahora que el mar ha vuelto, saciare mi curiosidad, descubriré que es lo que ha pasado.
Si las cosas siguen feas, volveré a mi isla y seguiré mi vida en paz, tal vez traiga materiales para hacerme una casita cómoda y confortable.

Nuevamente preparo mi expedición, esperando que el mar no me abandone durante mi aventura.

Recordando la ruta que me trajo aquí, navego buscando el último puerto que visité, pero no lo encuentro.

Tan solo agua y nada más.

El no encontrar puerto es un problema, pero mi curiosidad me mueve a buscar tierra firme con la esperanza de encontrar alguna ciudad costera donde pueda obtener información sobre lo que ha sucedido.

Continuar navegando no es un problema, se cómo regresar a mi isla y tengo los recursos suficientes como para realizar mi viaje dos veces. Solo estoy yo, el mar y nada más por lo que me tenga que preocupar.

A lo lejos, veo tierra firme.
Una gran playa, más parecido a un desierto, se levanta imponente con grandes dunas.

¿Habré llegado a un desierto?

Al explorarla, me doy cuenta de que no es un desierto, probablemente, tal vez ni siquiera fue una playa.
Bajo montones de arena, aún pueden diferenciarse algunos edificios.
Me temo, que si excavo un poco, podría encontrar cadáveres humanos.

¿Cuánto tiempo estuve atrapado en esa isla?
¿Qué paso realmente con ese desastre?

Recolecto algunos materiales rescatables siguiendo mi plan original, sin embargo, me derrumbo en la playa.

Caen gotas de agua frente a mí, pero no es de lluvia.

No lo entiendo, ¿por qué lloro esta vez?
Resistí tanto tiempo la soledad, ¿por qué me afecta una simple ciudad desolada?
No sé cómo explicar lo que siento, pero no lo aguanto.

—“¿Podrías explicarme que me pasa?” — grité desesperado.

Un ave se posó frente a mí, y para mi sorpresa me respondió:

—“Puedo, pero después de que vuelva a subir la marea”

El mar se está retirando, te entiendo, volveré a mi isla y en la siguiente oportunidad, conseguiré más respuestas, no quisiera quedarme atrapado aquí, gracias por tu consejo.


Nota del autor: Este relato pertenece a una serie relatos que fueron publicadas en el sitio Literautas.com. La continuación de este relato se encuentra aquí: El Nido en el Sombrero

Derivado de este relato, existe el proyecto Aislamiento, que unifica los relatos y les aporta mayor coherencia.

ColecciónRelatos Cortos
TemáticaSurrealismo, Terror Psicológico, Paternidad
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