Capítulo 10 – El código Wert

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Al ver como se disolvía R-Aegis en aquella masa amorfa, intentó desesperadamente moverse. Intentaba arrastrarse con cuidado mientras sostenía su garganta de la cual sentía se escapaba su sangre, pero entonces se dio cuenta de la realidad. Su cuerpo estaba intacto y fuerte como antes. Sorprendido por la fuerza de esta última ilusión, se golpeo la mejilla para espabilar. Aún no concebia haber cedido ante una fantasía a pesar de entender por qué pasó eso. Se levantó y tan rápido como pudo, fue hacia donde había caído R-Aegis y al verla casi asimilada, comenzó a golpear la masa amorfa, sin éxito. En el instante en el que sus puños la tocaban, estos se disuelven de inmediato, mucho más rápido que la niña de quien apenas estaba quedando un pequeño núcleo negro que emergió de entre su carne pulverizada.

Viendo que sus esfuerzos eran inútiles, retrocedió para esperar a que sus brazos se recuperaran mientras veía como la masa reducía la pila de cuerpos a pequeñas esferas negras que se apilaban al fondo de su cuerpo, pero sus brazos estaban tardando en regenerarse.

El ruido al que R-Aegis había llamado “los gritos del cielo” se hacía cada vez más agudo e hiriente. Dorian sentía que sus piernas se debilitaban y desesperadamente trataba de cubrirse los oídos con los muñones que quedaban de sus manos disueltas, pero no servía, el ruido comenzaba a tomar forma hasta definirse como gritos y clamores provenientes del cielo que a cada instante parecía formar palabras cada vez más claras y desesperantes.

Mientras el ruido se hacia mas fuerte, la masa se empezó a reducir hasta llegar al tamaño de los árboles que rodeaban el lugar y luego más pequeña hasta llegar a la estatura de Dorian.

El sin embargo, se esforzaba por mantenerse en pie, sus manos aún no se regeneraban y el ruido lo llevaba al borde de la inconsciencia, pero estaba resistiéndose porque sentía que de caer aqui, estaria dejando algo inconcluso.

— No hay mucho que hacer aquí. ya casi se han enterado todos y afuera es un caos.

— No hables como si nuestro trabajo hubiese terminado Albert.

— Hemos terminado, Osmund. Mira que nuestro primer experimento exitoso fue el pobre de Wert poco después de su accidente cerebro vascular. pero aún tenemos que crear un sistema que pueda suplir su carencia neurológica para asegurar que tenga una buena vida.

— Sabes que él está muerto, ¿verdad?

— ¡No lo está! lo hemos salvado. A él y al código del idiota.

— Sin el código del idiota, no estará listo el convenio Aegis. En breve si la situación continúa así, se iniciara el protocolo Aegis incompleto y entonces no habra vuelta atras.

— Confío en Erina. Será una gran gobernante para este nuevo mundo.

— ¿Me estas escuchando? ¡Aún está incompleto el sistema! si las cosas siguen así, el protocolo iniciara así como está, el motor celestial solo podía ser utilizado correctamente por la diosa, Aegis no tiene pleno control de él, así que solo se limitará a arrancarle la cabeza a los colonos a la fuerza para poder preservar el cerebro!

Dorian agarró con fuerza su cabeza haciendo una mueca de dolor. un repentino olor dulzón inundó sus sentidos y lo dejó debilitado. pero aun asi, sentia como una fuerza extraordinaria tiraba de su cabeza, separando una a una sus vértebras que, cuando cedieron, fueron acompañadas por el desgarro de su tráquea, esófago, arterias y piel, sin embargo, al perder el equilibrio y caer, golpeó su cabeza contra el suelo y vio que aún seguía entero a excepción de sus manos, pero ahora la gran masa era más compacta y empezaba a tomar forma humana.

— Un regulador consciente. Desde el principio me pareció algo curioso así que te seguí.

La voz de L-Aegis surgía de la masa mientras tomaba la forma de la niña que cuidaba de los colonos dormidos.

Mientras se iba encogiendo, dejaba un montón de esferas negras que se apilaban una sobre otra al caer de su cuerpo.

— ¿Sabes? creo que tienes algo que me interesa. ¿Puedes ver estos núcleos? todos estos son clones tuyos. cada uno de estos fueron dotados de diferentes personalidades y recuerdos, pero ninguno sabía cuál era el rol de los reguladores, tampoco nosotros. Pero todos terminaron muriendo a pesar de que son inmortales. Sus cuerpos dejaron de moverse y perdimos todo rastro de actividad cerebral.

El cuerpo de L-Aegis se definió por completo, pero tenía una apariencia semi transparente. parecía estar hecha de un frágil cristal opaco, pero se movía con la misma agilidad que tenía antes.

Dando pequeños saltos, se acercaba juguetonamente a Dorian quien aún tambaleante no acertaba a coordinar sus músculos para intentar huir.

— Apuesto que tampoco sabes cual es el rol de los reguladores, ¿verdad? Pensaba que tal vez fueras el prototipo original que se perdió fuera de la cúpula, pero no pareces muy diferente a los demás. aunque aún me podrias ser útil

Delicadamente L-Aegis puso su mano sobre el rostro de Dorian, el cual se derretía mientras esta se deslizaba por su mejilla.

— ¿Qué es aquello que trasciende de la vida? ¿Recuerdos?¿Amor?¿Datos? Si fuiste capaz de encontrar a mi hermana, es que has reunido mucha información valiosa. ¿Conoces el paradero de mi padre? ¿Conoces mi nombre? ¿Sabes si la diosa es real? Mira mi pecho, aquí hay un lugar aún por llenar. ¿Quieres ser parte de mi? ¿No puedes responder sin tu mandíbula? no hay problema, no necesitas responder, lo haré por ti.

Dorian miraba horrorizado al sentirse arrinconado. No podía hablar porque había perdido la mandíbula con el mero contacto de la mano de L-Aegis con ella y sus manos seguían siendo solo muñones que no se regeneraban.

— ¿Qué pasa pequeño? ¿te sientes solo? ¿estarías mejor si pudieras ver a todos los que has conocido. Mira, aqui esta Roxana, dice que te ama y siempre lo hará. También está aquella niña por la que luchaste tanto y te sacrificaste. se podría decir que es mi madre pues gracias a ella tengo este cuerpo. también está el bueno de Onetto. Aunque haya disparado esa escopeta contra Roxana, él siempre creyó en ti, hasta rescató tu cadáver para que no lo profanara la turba enardecida que creyó que a quien tenían en manos eras tu, pero era en realidad Roxana.

Una a una fueron apareciendo cada persona que L-Aegis mencionaba, pero se quedaban en su lugar, con la mirada vacía e inerte mientras el paisaje cambiaba de nuevo, esta vez llevándolo a aquella cabaña que había comprado para irse a vivir con Roxana cuando todo terminara.

— ¿Estas llorando? No, no, pequeño. ¡No! ¡debes ser feliz! ¡Llorar es malo, debes ser feliz!

L-Aegis comenzó a gritar al ver las lágrimas de Dorian. No lograba coordinar su voracidad con su misión principal y nunca se había enfrentado a una presa consciente, solo cuerpos comatosos que no ofrecen ningún tipo de resistencia. Entonces, de su brazo comenzó a salir un bulto negro que consumía su cuerpo dejándola de un tamaño cada vez menor.

— Parece que finalmente conseguí la herencia del “Don de la Madre”

Una voz proveniente del bulto que se separaba de L-Aegis hizo reaccionar a Dorian, quien recuperando un poco el control de su cuerpo, tropezó hasta caer sentado al suelo.

— ¿No era suficiente con el “Don del Padre” querida hermana?

— ¿Lo era, hasta que lo destruiste?

El bulto finalmente tomó forma, y R-Aegis miraba altiva a L-Aegis, quien trataba de recuperar el control de sí misma.

— No he terminado mi trabajo Erina. Todos tienen que ser felices, pero yo tengo que comer. Devuelveme el “Don de la Madre”, ¡aun tengo cosas que hacer!

— Lo siento pero no. Aun tengo que recuperar aquello que me pertenecía y destruiste al fallar tu misión

— ¡No he fallado! ¡Todos mis hijos son felices!¡Lo eran hasta que llegó ese intruso y comenzó a matarlos!

— ¡Fallaste! ¡No siento ninguna señal de vida, has acabado con todos!

— ¡Mientes! ¡Míralos, aquí están y duermen plácidamente!

L-Aegis hizo un torpe gesto y todo el terreno comenzó a temblar. El agujero en el techo por donde llegó empezó a crecer mientras los bordes se pulverizaron, tragándose el siempre azul cielo que los cubría.

— ¡Basta, detente Eleanora! ¡No hay suficiente Ether para que materialices tal cantidad de objetos!

— ¡No son objetos, son mis hijos!

— ¡No lo son, todos están muertos! la explosión de pulsos destruyó sus unidades de sustento vital!

Dorian mientras tanto, sentía que el oxígeno empezaba a escasear, nunca se preocupó por eso pues era capaz incluso de respirar bajo el agua, pero entonces se dio cuenta de que el montón de términos extraños que estaban usando las hermanas eran la explicación a este mundo desolado y cambiante.
Las hermanas por su parte, seguían enfrascadas en su discusión y aunque ninguna se movió de su lugar, era evidente que hacían más que solo hablar. Todo el lugar se distorsionaba entre pequeños destellos que mostraban por instantes escenarios tan diversos como una ciudad futurista y un denso bosque nublado.

— ¿El impulso humano? ¡Aprender y seguir!

Ya casi había olvidado aquella voz que lo arrastraba por los diferentes lugares que había recorrido antes de llegar a esta ciudad por tantas que ha escuchado últimamente, pero esta vez le gritaba con fuerza tal que sintió su corazón palpitar lleno de emoción. Cambió su expresión a una sonrisa al comprender el origen de esa voz; Era su voz.

— Lo siento niñitas, me temo que si las dejo solas no podre seguir con mi meta.

Diciendo esto, se lanzó hacia donde estaban las dos y empezó a tomar los núcleos que quedaban en el suelo, adquiriendo los conocimientos que estos contenían.

— La clave Wert, estoy seguro de que es importante para resolver este asunto. En alguno de estos clones míos debería estar la respuesta.—

¡Detente! ¡No sabes lo que haces! — Gritaron las hermanas Aegis al unísono, pero al hacer esto, perdieron el control de lo que hacían, volviendo aún más caótico el escenario que en algunas veces no era más que un inmenso vacío blanco donde las cosas se materializan de vez en cuando.

— No hay tiempo — Dorian luchaba por mantenerse consciente a pesar del dolor mientras seguía asimilando núcleos buscando la respuesta pero entre trivialidades y sufrimiento, no encontraba nada relevante.

Las emociones de sus clones se mezclaban con las suyas haciendo que gruesas lágrimas se escurrieran por su mejilla a la vez que luchaba por encontrar donde apoyar sus pies para saltar hacia el próximo nucleo.

Aún quedaban muchos nucleos cuando sintió una corazonada, encontró el recuerdo correcto.

— Era necesario revivirlo, Albert?

— Lo era, es el único que sabe cómo funciona su propia tecnología.

— Pero ya ha perdido uno de los clones.

— Puede hacer más. Tantos como quiera y sea necesario.

— Pero necesitamos que esté listo pronto, los nodos Aegis han sido desplegados por cada una de las colonias del planeta, sin los reguladores, corremos el riesgo de que todo se salga de control.

— Si dividimos a Aegis en dos módulos y los entrenamos mientras se espera el disparador del protocolo, no debería haber problema.

— Espero tengas razón. El código Wert solo es una medida extrema que debe ser usada solo en caso de una gran fuga de Ether.

— ¡Pero si hay fuga, no hay forma de recuperarlo! Para eso está el Protocolo Aegis. Sabes cómo funciona, asi que esperemos no sea necesario usarlo.

— Se activará automáticamente cuando muera el idiota. así que al menos no tendremos que preocuparnos por si no logra activarse a tiempo.