Esta es mi participación para el taller de “El Ojo Critico” en la categoría de terror, bajo los requerimientos de:
Intentar centrarnos en situaciones o momentos que causen pánico, no incluiremos fenómenos paranormales; a ser posible, tampoco horror.
Palabras: 1014
Tiempo de escritura: 43 minutos
Palabras del reto:
- Tarde
- Calma
- Somnoliento
- Espeluznante
- Parchís
- Lúgubre
- Tiempo
Llamada de Emergencia
En una noche tranquila de luna llena, el viento soplaba en calma a través de las ventanillas de la recepción. El aire acondicionado estaba roto pero no era necesario ya que el clima daba para trabajar sin él.
Somnoliento en la silla frente a tantas pantallas como cámaras formaran el sistema de circuito cerrado estaba el guardia de turno quien lamentaba no poder poner algo de música para entretener el ambiente, mientras movía al azar las piezas de un tablero de parchís que le habían regalado para entretenerse en el trabajo, pero que no sabía usar. Movía nerviosamente las piezas a pesar de casi no poderlas ver con la tenue luz grisácea de las pantallas a blanco y negro, inquieto al haberse roto luces y aparatos casi sin razón aparente lo que le dio al lugar un tono lúgubre que presagiaba una noche espeluznante y larga.
La tarde había transcurrido con normalidad según las palabras de su compañero del turno anterior. Las labores de mantenimiento estaban a punto de terminar y las instalaciones comenzaban a ser acogedoras después de años de abandono. Los turnos nocturnos nunca habían sido agradables pero desde que arreglaron la sección de vigilancia en la recepción, ya no le molestaba hacer su trabajo.
Las luces de los pasillos titilaban constantemente. Lo único que tenía que hacer era disuadir a los niños de incursiones aventureras y a los vándalos de sabotear la infraestructura. Los rumores de posesiones, espíritus y cosas sobrenaturales se disiparon al encontrar graves fallos en las instalaciones eléctricas que quemaban aparatos y desniveles que cerraban bruscamente las puertas. Con el mantenimiento cada cosa permanecía en su lugar, cada aparato funcionaba según estaba previsto, cada movimiento estaba controlado.
El silencio continuo reinando, las cámaras solo graban video así que dependía de sus oídos para saber cómo debía intervenir, pero el ambiente empezaba a hacer mella en su eficiencia y se notaba cuando saltó al oír un chillido que resultó ser una rata cayendo en una de las últimas trampas que se habían puesto para eliminar las plagas.
Eran las doce de la noche y quedaban menos horas para terminar su turno, el guardia empezaba a preguntarse si podía usar el teléfono para escuchar un sonido más alegre y al poner la bocina en su oído se dio cuenta de que la línea estaba muerta.
Las pantallas titilaron y el destello blanco rápidamente capto su atención. Algo se movió mientras estaba distraído pero logro darse cuenta mirando de reojo. El sonido de unos pasos y una respiración agitada lo turbaron y tomando la linterna de mano, se acercó al pasillo para comprobar una vez más que no había nada.
Regresando a su puesto pensó que ya había tenido suficiente de ese trabajo. Pero solo faltaba una noche para poder dejarlo. Esta noche y nada más.
Una vez más escucho el sonido de unos pasos, a más velocidad que los primeros y gimoteos desesperados ahogados en sollozos, esta vez en otra dirección.
Dejando de dudar quiso disipar sus pensamientos sobrenaturales que ya le oprimían el pecho para lo cual tomo su linterna y la porra eléctrica para confirmar si eran niños haciendo alguna prueba de valor o algo diferente.
Ya saliendo por la puerta, miró por última vez la pantalla esperando ver algo que le evite moverse en vano pero no hacinada, resignado se dispuso a salir cuando un destello le hizo volver a ver y en la pantalla cinco, vio que la puerta de la habitación veinticinco estaba abierta.
Ya harto de la opresión en el pecho que le estaba causando la tensión, volvió a disponerse a salir a investigar cuando el sonido del teléfono en recepción le hizo saltar el corazón.
Sabiendo que el teléfono estaba muerto, su valentía y confianza en que no habría nada sobrenatural se derrumbó al instante. Temblando se acercó despacio al teléfono, temiendo la ridícula idea de que algo fuera a saltar de ahí y ya teniéndolo en sus manos, lo levantó y escuchó casi rezando que no pudiera escuchar nada por la bocina.
Aparte del ruido normal de la interferencia, parecía poder escucharse débilmente el sonido de un corazón latiendo muy agitado y una pesada respiración. Aterrado ante esto pero aun con algo de cordura sobre sus hombros, preguntó
—Buenas noches, Hotel 171, ¿en qué puedo ayudarle?
Sin saber por qué, solo alcanzo a decir lo que le habían enseñado a responder cuando estaba en el turno matutino. Esperaba que los sonidos cesaran pero el palpitar parecía acelerarse mientras unos pasos se oían de fondo.
Una puerta se cerraba con cuidado al tiempo que otra se abría violentamente.
—¿Hola? Si esto es una broma, le pido que cuelgue. —Dijo con voz temblorosa mientras miraba la pantalla. Ahora hay dos puertas abiertas.
Por la bocina del teléfono se escuchaban sollozos cada vez más fuertes mientras que el sonido de palpitar se aceleraba y se hacía más audible
—A… Auxilio, por favor. ¡Que alguien me ayude! —Dijo una voz femenina al borde del llanto
—¿Quién es usted? ¿Dónde se encuentra?
—Auxilio, emergencias, ¡Van a matarme!
—Esto no es emergencias, es el hotel 171, llamare a emergencias, dígame donde se encuentra.
—No lo sé… escapé… Auxilio, vienen por mí.
El guardia estuvo a punto de colgar para llamar a emergencia cuando se dio cuenta de que eso sería abandonar a la chica y también que no hay línea de salida.
Armándose con la porra eléctrica se dispuso a salir cuando oyó por la bocina una puerta abriéndose bruscamente y a la chica comenzar a gritar.
Un escalofrío recorrió su espalda cuando se dio cuenta de que estos sonidos no solo provenían de la bocina y tomándola comenzó a gritar.
—¡Señorita! ¡Señorita! Respóndame, ¿dónde se encuentra? La ayuda va en camin…
Un disparo que retumbó en todo el hotel dejo todo en silencio. Soltando el teléfono cedió al temblor de sus piernas y miró por última vez la pantalla, viendo a un sujeto enmascarado mirándolo a través de las cámaras. La cámara número uno. La que apunta a la puerta de recepción. Entonces la puerta se abrió.