Alienación

Danzando Alrededor del fuego

El día que supe que los demonios eran reales, no sentí especial preocupación. Había cosas más problemáticas de las que preocuparme como para tener miedo de extraños seres venidos de otra dimensión.

Ni siquiera el ser parte del menú me preocupaba, mis problemas eran más serios y estaban en mi cabeza, probablemente a punto de materializarse.

Los demonios son seres de otro mundo, los noticiarios los han presentado como reales en pocos confiables reportajes esotéricos, donde señoras de pocos dientes y mucho descaro fingen desterrarlos hacia mundos infernales a cambio de un módico precio. Los televidentes fascinados y aterrados contemplan la pantalla brillante mientras pasan comerciales ante sus ojos casi sin que se den cuenta.

A pesar de que es mundialmente aceptada su existencia, nunca se ha podido confirmar científicamente, hasta que cierto investigador de renombre, propuso que estos podrían existir como una manifestación del subconsciente colectivo. Una forma atávica de terror manifestada en excéntricas presentaciones acordes a la realidad cultural gobernante. Esto explicaría por qué han pasado de ser desde seres amorfos, hasta estar constituidos como mezclas animales y últimamente, como humanos muy deformados.

El científico no tuvo suficiente con ello, y comenzó a construir una máquina para poder materializar los terrores subconscientes. Trabajó en ello antes de que nazca y termino su trabajo después de que termine la adolescencia. Realmente diría que hubiese preferido que se tarde tal vez, unos cincuenta o cien años más, pero fue inevitable.

Como era de esperarse, tantos años de trabajo pasaron factura en su cordura por lo que tan pronto logró hacer funcionar su máquina, esta se salió de control. O más bien, el científico dejo que se saliera de control…

Y los demonios se hicieron reales.

La primera víctima, como era de esperarse, fue el mismo científico, que fue devorado ante las cámaras por un extraño ser de piel rojiza y cuernos sobre la cabeza. Su asesinato fue brutal.

Desde entonces, las apariciones de los demonios han sido posibles de ser capturadas en cámaras de alta calidad, los reportajes ya no usaban los videos de calidades miserables y muy distorsionadas. Los demonios se hicieron reales.

Debido al temor que estos causaron, pronto comenzaron a aparecer formas demoniacas nunca antes vistas.

El terror colectivo comenzó a manifestarse en formas muy extrañas, desde cofres con dientes hasta impresoras trituradoras de carne. Los demonios pronto dejaron de ser una aparición espontánea y muchos aparecían de la nada, en la casa de sus creadores.

No, realmente no me preocupan los demonios.

Tengo problemas más serios con los que lidiar.

He estado encerrado en mi habitación desde que mi mente comenzó a salirse de control, pero oigo lo que está sucediendo afuera.

Monstruosos gritos y gruñidos acompañan al clamor de la gente que pronto se ve silenciada entre chapoteos y el crujir de sus huesos.

Pero eso no me preocupa.

La puerta empieza a ser azotada. Golpe tras golpe la van debilitando y algunos cuernos y garras se dejan ver entre las grietas que van apareciendo.

Pero eso no me preocupa.

Finalmente la puerta cede. Extraños seres entran amenazantes y se abalanzan contra mí.

Pero eso no me preocupa.

Al instante, mueren triturados y atormentados de formas peores a las que hacía un rato.

Tengo cosas más importantes de las que preocuparme, como por ejemplo, los ruidos de mi cabeza ahora que son reales y no permitirán que nada externo me aleje de ellos.

Ni siquiera simples demonios.

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Una respuesta a “Alienación”

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